jueves, 16 de febrero de 2012

POR LA RUTA DE LOS TEMPLOS.

Mi agenda lleva escrita desde hace mucho tiempo lo siguiente: ” Viaje en el Tren Macho”. Si, es un esperado viaje por el famoso y popular FCHH (Ferrocarril Central Huancayo Huancavelica), cuyo original lema “Sale cuando quiere y llega cuando puede” hace de sus afortunados pasajeros una inolvidable experiencia, cruzando túneles y puentes en medio de un paisaje extraordinario, agregando además, el colorido que le dan los vendedores que suben al tren en todas las estaciones que comprende el recorrido.
Alentado por todo esto, alistamos nuestro equipaje, para iniciar este viaje en horas de la mañana rumbo a Huancayo, el bus que abordamos inició su marcha ascendente hacia el abra de Anticona o Ticlio, el punto más alto de la ruta. Pasando poblados como, San Mateo, Casapalca La Oroya, y otros. Kilómetros mas adelante se abría entre nosotros el verde Valle del Mantaro y la hermosa Jauja, para finalmente arribar a Huancayo, en medio de una torrencial lluvia, dejándome con las ganas de tomar unas fotografías del centro de la incontrastable ciudad. Habíamos elegido una mala época para realizar este trayecto.
Al día siguiente, comenzamos nuestro recorrido visitando entre otros, el Convento de Ocopa, el criadero de truchas de Ingenio, La laguna de Paca, y en la ciudad, el Parque de la Identidad Huanca. Todos ellos estuvieron a la altura de las expectativas de mi pequeña hija, que no se perdía ni un detalle con su camarita digital. Pero debo decir también en honor a la verdad que todos los destinos de este circuito Huanca fueron de mi total agrado, de tal manera que recomiendo a los lectores, conocer esta parte de la sierra central.
El viaje a Huancavelica decidimos hacerlo en automóvil, y lo iniciamos con los últimos rayos del tímido sol huanca, este trayecto se realiza en dos horas y media a diferencia de los buses que utilizan cuatro horas. La mayor parte de esta ruta hasta llegar a nuestro destino fuimos acompañados por una torrencial lluvia, sorteando además deslizamientos de piedras y lodo que ya se iniciaban con fuerza en esta zona del país. Para redondear esta pequeña mala suerte, minutos antes de llegar a la ciudad de Huancavelica, el automóvil en el que viajábamos se averió por lo que tuvimos que ser remolcados por otro vehículo en medio del fuerte aguacero y la lúgubre noche serrana. Nuestra accidentada llegada fue igualmente en pleno diluvio, instalándonos en seguida en un modesto pero cómodo hotel, que por su ubicación nos servía además como mirador de la hermosa ciudad.
Previamente a esta parte del viaje, visité la estación ferroviaria de Chilca, donde averigüé el itinerario del ferrocarril Huancayo-Huancavelica, ya que dentro de los planes de nuestro recorrido estaba el de regresar a bordo de uno de los vagones del legendario Tren Macho, y experimentar así una de las formas más hermosas de viajar.
Huancavelica, la tierra del mercurio, fue fundada el año 1571 con el nombre de Villa Rica de Oropesa… es una pequeña ciudad cuyas casas en su mayoría tienen techos de tejas, En el barrio San Cristóbal está la bella escalinata que conduce a las piscinas y baños de aguas termales que ningún turista deja de visitarlo, cuenta además con iglesias coloniales que guardan en su interior valiosas joyas de arte religioso. Uno de los hermosos templos que visitamos celebraba la acostumbrada misa dominical, siendo mi hija, invitada a llevar una de las ofrendas al sacerdote que oficiaba esa ceremonia, privilegio que estoy seguro, no olvidaremos.
El mal tiempo y las lluvias apuraron nuestro retorno, lamentablemente para nosotros el esperado viaje en tren se vio frustrado por la serie de huaycos que obstruyeron esta vía en varios tramos, cancelando su servicio hasta nuevo aviso. Será en otra oportunidad nos dijimos, y emprendimos el retorno a Huancayo, esta vez para variar, en automóvil, donde apreciamos a lo largo de la ruta capillas e iglesias, demostrando la inmensa fe de sus pobladores. en la capital de Junin abordamos un bus hasta la calurosa y estresante Lima, donde atónitos vimos en la tele, la furiosa crecida de los ríos dejando a su paso una serie de daños y damnificados causados por la furia del agua, y precisamente donde estuvimos un día antes.