martes, 27 de enero de 2009

AL ENCUENTRO DE LOS NEGRITOS DE HUALLANCA

A inicios de este año, aprovechando la disponibilidad de un espacio en la movilidad de un familiar que se tomaba unas pequeñas vacaciones, me dirigí a la sierra ancashina. La primera parada fue en la ciudad de Huaraz, donde aproveché la
ocasión para llegar a la sede social del Club de Montañeros Américo Tordoya -filial Ancash, que fue inaugurada en septiembre último, siendo apadrinada por el conocido montañista Augusto Ortega Pacheco, vencedor del monte Everest, y la Señora Adelaida Villón de Martel, esposa del también montañista y amigo Jorge Martel Alvarado. Sede que servirá para promover los deportes de montaña y concientizar a los jóvenes en el cuidado del medio ambiente, además de servir como base para todos nosotros (socios del club) que nos encontremos de transito hacía las montañas Ancashinas.
Dos días más tarde, luego de hacer un pequeño periplo por la Cordillera Blanca y el Callejón de Conchucos, llegaba a la ciudad de Huallanca acompañado de Tamya, mi hija (lluvia en quechua) y curiosamente además de una torrencial lluvia, propia de esta época del año, que no impide, dicho sea de paso que muchos turistas se desplacen por estos lugares, en busca de aventura y a conocer sus costumbres.
Como en todas mis visitas a Huallanca, llego a la “Posada del Montañero” un modesto albergue, propiedad de mi madre. Es el quinto día del mes de enero, y en este lugar aun se vive el ambiente festivo de la navidad y el año nuevo, donde la principal atracción es el ancestral baile de los Negritos de Huallanca, que en estos días también (bajada de reyes) vuelven a tomar las calles las dos cuadrillas que acompañados cada una por una banda de músicos. Recorren todos los barrios de la ciudad.
Esta danza, data de las primeras décadas del siglo pasado, y emula la esclavitud en las haciendas costeñas, tiene una ligera influencia de las ciudades de Cerro de Pasco y Huánuco tanto en su vestimenta, y música. Pero siendo la Danza Huallanquina la más elegante en su coreografía.
El primer día, cada cuadrilla con treinta integrantes aproximadamente salen de la casa del “Caporal” (Mayordomo) y hacen su ingreso a las calles formando dos hileras de negros enmascarados, ataviados con sombrero de junco, casaca de cuero, pantalón y botas de montar, y portando en las manos una bulliciosa campanilla y un fuete de cuero.

Acompañan a los negros una pareja conocida como el “Patrón” y la “Mallica” que hasta hace algunos años era representado por un hombre disfrazado de mujer; además de estos personajes, también está el ”Oso” cuyo disfraz hecho a base de pellejo de carnero es el terror de niños, mujeres y vendedores a quienes corretea y quita sus mercancías . Los abanderados, con disfraces multicolores y látigo en mano, son los encargados de mantener el orden en cada cuadrilla; Que este primer día bailan hasta casi la medianoche.
A las cuatro de la madrugada del segundo día (25 dic., 01 y 06 ene-) vuelven a salir ambas cuadrillas, esta vez con una tonada distinta, para realizar en cada esquina una coreografía singular, trenzando las piernas realizar suaves giros y ponerse casi en cuclillas. Esta salida es conocida como “Pachahuallay” o baile de madrugada.
Ese mismo día a las diez de la mañana salen a las calles pero esta vez con su vestido de gala, es decir, los negros con un “Cotón” (chaqueta) roja, verde, azul o negra bordado con lentejuelas e hilos dorados y plateados, además de un pantalón blanco, y un bastón de madera o una cadena de plata en una mano y la campanilla en la otra

El tercer y último día, la tonada de la danza es mas triste como anunciando la despedida, los “negros” esta vez salen con pantalón negro. Es en este día en que algún voluntario se ofrece como Caporal, cargo que le comprometerá a realizar el siguiente año la danza de los negritos.
Ya en el atardecer, cada cuadrilla trata de sobresalir mostrando sus mejores coreografías ensayadas para la ocasión. Esta parte es denominada “La mudanza”, poco mas tarde, se realiza la despedida o “Ayguallache” en donde participa casi toda la población haciendo un recorrido alegre y triste a la vez por las principales calles, para terminar en la casa del Caporal.

La fiesta se acabó, el ambiente en la ciudad se nota apacible, la gente esperará ansiosa hasta el próximo año.
Y yo, una vez más, retorno a la capital luego de un breve encuentro con los “Negritos de Huallanca”, no sin antes visitar al complejo arqueológico de Huánuco-pampa, que por su cercanía a Huallanca (1 hora) mis acompañantes no podían dejar pasar esta oportunidad para contemplar esta maravilla del Imperio Yarowilca que posteriormente fue conquistada por los Incas.